Los errores cognitivos

Los errores cognitivos son patrones sistemáticos de pensamiento. Estos errores son producto de las limitaciones del cerebro humano para procesar la información de manera completamente objetiva y racional, lo que puede derivar en percepciones distorsionadas de la realidad. Los errores cognitivos son comunes tanto en el razonamiento cotidiano como en situaciones más complejas.

Los errores cognitivos más habituales son:

1. Sesgo de confirmación

Este sesgo consiste en buscar, interpretar y recordar la información de manera que confirme nuestras creencias previas, mientras que se ignoran o se minimizan los datos que las contradicen.

2. Heurísticas

Las heurísticas son atajos mentales o reglas generales que usamos para tomar decisiones rápidamente, pero que pueden llevarnos a conclusiones erróneas.

  • Heurística de disponibilidad: Juzgamos la probabilidad de eventos basándonos en lo fácilmente que vienen a nuestra mente. Por ejemplo, si hemos oído hablar recientemente de accidentes aéreos, podemos sobrestimar el riesgo de volar.
  • Heurística de representatividad: Tendemos a juzgar algo según lo que se parece a nuestra imagen estereotipada de ese tipo de cosa, sin considerar información estadística relevante.

3. Fallo de atribución

Es el sesgo de atribuir el comportamiento de otras personas a su carácter o personalidad (atribución disposicional), mientras que nuestras propias acciones las explicamos por circunstancias externas (atribución situacional). Por ejemplo, si alguien te interrumpe, puedes pensar que es una persona grosera, pero si lo haces tú, puedes justificarlo diciendo que tenías prisa.

4. Efecto halo

Este error ocurre cuando nuestra impresión general sobre una persona influye en nuestra percepción de sus características específicas. Por ejemplo, si alguien nos cae bien, es probable que también pensemos que esa persona es competente, incluso si no tenemos evidencia de ello.

5. Pensamiento todo o nada (black-and-white thinking)

Este error cognitivo lleva a ver las situaciones como extremas, sin matices intermedios. Las cosas son “buenas” o “malas”, “blancas” o “negras”, y no hay lugar para gradaciones. Por ejemplo, alguien podría pensar “si no soy perfecto, soy un completo fracaso”.

6. Efecto de anclaje

Este sesgo ocurre cuando nos dejamos influir demasiado por la primera información que recibimos (el “ancla”) al tomar decisiones. Por ejemplo, si se te presenta un precio elevado primero, puede que luego percibas ofertas más baratas como más razonables, incluso si en realidad siguen siendo caras.

7. Razonamiento emocional

Es la tendencia a tomar decisiones basadas en nuestras emociones, en lugar de en un análisis lógico y objetivo de los hechos. Por ejemplo, tomar decisiones impulsivas o basadas en miedo o enojo, sin considerar todas las implicaciones.

8. Ilusión de control

Es la tendencia a creer que podemos controlar o influir en situaciones que, en realidad, están fuera de nuestro control. Esto ocurre a menudo en juegos de azar, o cuando las personas creen que sus esfuerzos pueden afectar el curso de eventos aleatorios.

9. Falacia del costo hundido

Este sesgo lleva a las personas a continuar invirtiendo tiempo, dinero o esfuerzo en algo que ya ha fracasado, simplemente porque ya han invertido mucho. Un ejemplo común es seguir viendo una película que no te gusta solo porque ya pagaste la entrada.

10. Exceso de confianza

Las personas con frecuencia sobrestiman sus propias capacidades y conocimientos, lo que puede llevar a tomar decisiones equivocadas o arriesgadas. Este sesgo es muy común en las inversiones, donde las personas piensan que saben más que lo que realmente saben.

11. Sesgo de optimismo

Es la tendencia a ser excesivamente optimistas respecto a nuestros futuros éxitos o la probabilidad de que algo salga bien. Esto puede llevar a la subestimación de riesgos y la toma de decisiones arriesgadas sin una evaluación adecuada.

12. Efecto de la mera exposición

El simple hecho de estar expuesto repetidamente a algo puede aumentar nuestra preferencia por ello, incluso si inicialmente no lo considerábamos atractivo. Esto puede influir en decisiones de compra o gustos personales.


Los errores cognitivos son inherentes al modo en que procesamos la información, y aunque no se pueden eliminar por completo, ser consciente de ellos puede ayudarnos a tomar decisiones más informadas y racionales. Reconocer nuestros propios sesgos y patrones de pensamiento nos permite estar más atentos y tomar medidas para corregirlos.